lunes, 28 de octubre de 2019

Lobos de mar "loosers", ballenas "de chill" y últimos coletazos en Ecuador

Aquí ando, en un pueblo del pacifico llamado Salinas, apurando las horas que me quedan en Ecuador. Disfruto de las vistas del océano pacífico y del momento en que empiezo a teclear, intentando transferir recuerdos y pensamientos a este post.
Mañana por la noche tomaré un bus (intento borrar de mi vocabulario la expresión "coger", ya que me encuentro Argentinas por todas partes) desde Guayaquil a Piura. 15 horas de autobús donde sufriré la inaguantable música que abunda por aquí, donde hombres despechados cantan gimoteando por mujeres que debieron ser verdaderos diablos con vagina.
No sé si prefiero eso, o que pongan alguna infumable película con el volumen a tope también y sin posibilidad de personalizarlo. Debo reconocer que echo mucho de menos algunas cosas de Europa.
A falta de tren (la orografía de por aquí lo hace inviable), es lo que me queda y lo padezco en silencio. Con nocturnidad y alevosía, eso siempre. Al menos me aseguro de vagar unas horas por los mundo de morfeo, abstrayéndome así de la tortura.
No puedo decir que me vaya enamorado de la costa Ecuatoriana. No la he recorrido en la temporada más agradecida posible, y esta zona del pacifico tampoco es el caribe.
Yo paseando en Ayampe
Las visitas a Ayampe y Puerto López fueron algo decepcionantes. Había oído hablar de surf, de bonitas playas y de algarabía nocturna. Según me dicen, todo eso volverá en diciembre, pero mi realidad y vivencias han sido muy diferentes: Un cielo eternamente gris, un pacífico deslucido y sin lustre, y un ambiente más bien plomizo y poco festivo.
Había estado en playas realmente hostiles de Escocia, Irlanda e Islandia, pero esta me resultó especialmente gris.
Venir aquí a Salinas, hace un par de días, no mejoró demasiado las cosas. Imagínate una especie de Benidorm, pero mustio y poco animado, rodeado de "feismo" y sin la sierra Helada y el Puig Campana alzándose sobre la urbe.
Si me he quedado por aquí, es porque el hostel donde me alojo es realmente agradable, barato y en primera linea de mar.
Eso sí, aquí me he encontrado con alguna sorpresa que en Benidorm no hay.
Si me hubiera estado peleando por alguna mujer en los días anteriores a venir a Salinas y hubiera perdido la batalla, resulta que este es un lugar ideal para sanar las heridas, alimentarse bien y recobrar energías para volver a por tu revancha. Claro que, salvo cantando en un Karaoke el "Ella y yo" de Romeo Santos, a dúo con un bombero de Limón Indanza, no me veo peleándome por una mujer a día de hoy. Y además no soy un lobo marino, así que dudo que ellos me hubieran aceptado en el islote de "loosers" que han ocupado en lo que se conoce como la Puntilla de Santa Elena.
Allí, un gran grupo de lobos marinos machos, venidos desde Perú, se dedican a zanganear en el único lugar de Ecuador donde se pueden ver estos animales.
Me recordaban a la típica fauna de barra de bar Español, lleno de divorciados y solterones en tiempo de descuento y sin ánimos de nada ya, contándose la vida y rebozándose en sus penas y miserias. Pero bueno, parece ser que lo de estos es provisional y tan solo supone el descanso del guerrero, antes de lanzarse al mar y volver a intentar recuperar el harén que un día tuvieron. Joder, los admiro. Si ya debe ser cansino mantener un harén, perderlo  y tener ganas de intentar recuperarlo, me parece algo portentoso.
Llegué allí corriendo y los encontré de casualidad tras recorrer todas aquellas playas.
Ayer pedí prestado el Kayak que ofrecen en el hostel y me dispuse a ir a su encuentro, pero la reserva de la Puntilla, que además de lobos marinos acoge pelícanos y unas 35 especies más de aves, queda demasiado lejos para mis torpeza a la hora de remar, por no hablar de que el océano se asalvaja notablemente en aquella zona.
En Puerto López también estuve viendo animales exóticos. Para ello, tomé un barco que iba hacia la isla de la Plata, donde oí que podría ver un hábitat con ciertas similitudes a las islas Galapagos. ¿Qué puedo decir?. Quizás en otra época sea así, pero en octubre no creo que valga la pena ir, salvo que se sea amante de las aves exóticas.
En todo caso, no puedo decir que no valiera la pena la experiencia. Hice Snorkel, ví tortugas y peces con colores muy locos y, de camino a la isla, una mastodóntica ballena Jorobada estuvo saltando a unos 100 metros de la embarcación. Parece ser que tuvimos mucha suerte, ya que en esta época la mayoría de ellas ya han empezado su migración hacia el antártico.
A pesar del tono un poco pesimista del post, "Al loro, que no estamos tan mal", como dijo Laporta. 

2 comentarios:

  1. Vaya panorama, lo bueno de esto es que conoces cosas😁😁. Hasta el verano el pacifico es muy frío y movido (ya lo es en verano), así que el paisaje es más bien lugrube. Cuidate Hunter, Te sigo

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  2. Hola Nestor!
    La verdad es que frío no es, al menos donde yo he estado. Movido sí...se hace bastante surf y hablan de corrientes.
    Me cuido:-)un abrazo

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