sábado, 27 de octubre de 2018

De viaje mental por Siberia y Córdoba, y cayeron los 38

Con un humeante te de yerba mate en la mesita de noche, el repicar de la lluvia en el tejado abuhardillado de la habitación, y una lumbocitalgia que hoy he empezado a tomarme en serio tras la oportuna fase de negación, no se me ocurre mejor momento posible para actualizar esta bitácora a la que intento ir añadiendo algo medianamente interesante, ni que sea con periodicidad mensual.
La lluvia de hoy me ayuda a la misión que me propuse, y estoy cumpliendo, de mantener vivas las plantas, y así ir entrenando para cuidar y mantener con vida a alguien más que a mi mismo.

Lo de tomarme en serio la lumbocitalgia ha consistido en pincharme una inyección intramuscular en el cuadrante superior externo de uno de mis glúteos. Tras 2 minutos de mirarme, palparme musculo y dudar, me ha venido a la cabeza el medico Ruso destinado a una base militar de la Antàrtida que, allá por los años 60, se autointervino de una apendicitis, sabiendo que era eso o la muerte, ya que no podía ser evacuado. Después de pensar en esa épica heroicidad, me he sentido un poco "Drama Queen" por dudar tanto y he hundido la jeringa con decisión. En fin, supongo que tendré que ir a la raíz del problema, y tampoco creo que haber ido al traumatólogo de urgencias me hubiera solucionado nada.
Cayeron los 38 como decía el titulo de la entrada. No quiero pensar que, como dice un buen amigo mío, me empieza a tocar ir "bajándome de la cresta de la ola", haciendo el símil entre la vida y el surfista que se desliza en lo más alto de una ola. Yo le contesto jocosamente, igual que a algunos otros amigos que superan los 40, que se planteen el hecho de que les acecha el medio centenar de años.
Diría que el "game over" queda lejos, así que sigo evadiéndome a ratos pensando en cual será mi próximo viaje en bici. La verdad es que el este Europeo me empieza a parecer el patio de mi casa y, aunque volveré con toda seguridad (anda que no me queda por ver.....), hace tiempo que fantaseo sobre recorrer Rusia en bici y volver a sentir esas mariposas en el estomago que aletean intensamente cuando te expones a una situación que te saca por completo de la comodidad de lo conocido.

Con ese propósito y aunque fuera desde la terraza de casa y bajo los rayos del sol Catalán, estuve viajando mentalmente leyéndome un libro que me abdujo como hacía tiempo que un libro no conseguía. Se llama "Educación Siberiana" y relata la adolescencia de un chaval "Urca", un pueblo Siberiano que hizo del "modus vivendi" criminal una de sus señas de identidad. Una "criminalidad honesta", como ellos decían, basada en el desprecio a los poderes establecidos, el gobierno, los bancos, la policía, y en el respeto absoluto a sus mayores, a los débiles y a los valores que guiaban al hombre de honor.
Me gustó mucho, entre tantos otros, un extracto donde el abuelo del protagonista, le explicaba algunas cosas sobre la vida, mientras pescaban:
-"¿Sabes por qué dios dio al hombre una vida más larga que la de los animales?
-No, nunca lo había pensado....
-Porque los animales viven siguiendo su instinto y no yerran. Mientras que el hombre, como sigue su razón, necesita una parte de la vida para cometer errores, otra para comprenderlos y la tercera para tratar de vivir sin errar".
Pensé que yo ando entre el límite de la primera y la segunda fase.

Los Urca, debido a su rebeldía ante el régimen comunista, fueron deportados a Transnistria por Stanlin. Si estás leyendo esto, es probable que nunca hayas oído hablar del lugar en cuestión. Se trata de una pequeña república independiente desde 1990, año en el que se independizo de Moldavia. No la reconoce ni Europa ni Rusia, pese a que esta última la protege de alguna manera ante la repugnante presión de la OTAN, que intenta llenar de bases militares Americanas los territorios colindantes con Rusia, con el pretexto de protegerlos de la supuesta invasión de "abominable monstruo comunista".
En fin, me gustaría darme un rulo por Transnistria, ya que prefiero no hablar demasiado de lo que no conozco, y tampoco caer en la Rusofilia fácil. Eso sí, en la "Europafobia" ya caí hace tiempo.
Respecto a recorrer Siberia en bici, tras haber recopilado informaciones diversas, empiezo a pensar que es algo temerario y que quizás sea mejor desistir de la idea y conformarme con medios de trasporte menos gratificantes.

La bolsa de mate de la foto me la ha dejado en casa una simpática chica Argentina que he tenido un par de noches alojada en casa, gracias a la genial aplicación "Couchsurfing", donde viajeros de todo el mundo ofrecen o piden alojamiento altruistamente. Ha sido una bonita forma de salir un poco de la "burbuja escolar" que supone mi vida de lunes a viernes.
Yo la llevé a Montserrat y le hablé de Catalunya, y ella me habló de la provincia Argentina de Córdoba, de sus llanuras y de sus buenos vinos. Bebimos mate Argentino y me estuvo ilustrando sobre como se debe beber, mientras me hacía reír con expresiones típicas Argentinas.
Espero devolverle la visita si un día recorro Sudamérica en bici.