viernes, 27 de diciembre de 2019

Mario Vargas Llosa en España, Venezolanos y yo en Arequipa

Dejándome llevar por las recomendaciones de un grupo de mochileros de diversa procedencia y similares gustos a los míos, con el que compartí un trekking de 4 días en el parque nacional de Huascarán, tomé un autobús hacia una de las ciudades más importantes de Peru: Arequipa.
Tras 16 horas en la carretera, muchos podcasts y alguna que otra película, llegué allí y la ciudad no me entusiasmó. Tampoco tenía grandes expectativas respecto a ella. De hecho, si fui hasta allí fue para visitar el cañon del Colca y no por la ciudad. Ya aviso que no soy, ni lo intento, una buena referencia a la hora de recomendar lugares o dejar de hacerlo. Sobretodo para lo segundo.
Jugar con las alpacas fue lo más "chevere" que me llevé de aquel trekking
Tras moverme un poco por la ciudad y valorar opciones, acabé contratando un trekking de 2 días con un carismático y, aparentemente, fiable tipo Francés que llevaba viviendo y trabajando allí 6 años. Escudriñado por mi curiosidad (de la "rosa" y de la que me generaba el hecho de que alguien deje Francia, un país que me fascina en muchos sentidos, para establecerse allí ), me acabó contando que andaba por allí desde que 6 años atrás, durante un viaje de mochilero por Sudamerica, se enamorara locamente de una chica. Estas historias son un clásico por aquí. Me gusta escucharlas. Son un poco como de película. Contrastan con unos tiempos de demasiada realidad y cierta incapacidad generalizada para saber ver y dejarse llevar por la fantasía cuando surge.
Del cañón del Colca sabía que era el segundo más profundo del mundo, por delante del del Colorado en EE.UU. Siendo así, la historia prometía. El resultado no fue el que esperaba. Quizás la época no fue la óptima y la verdad es que aquello estaba más seco que la boca de un pastillero. Ademas, supongo que no pude evitar comparar con el Treking de Santa Cruz en Huascarán y, aunque fuera de forma inconsciente, lo debí estar haciendo constantemente. Tanto el lugar como la sinergia del grupo con el que compartí la experiencia, no fueron lo mismo.
En fin, ya de vuelta a la ciudad, la recorrí intentando llevarme un mejor recuerdo de la misma. Tras no conseguirlo demasiado y agobiado por un notable calor, me metí en una peluquería un poco "tugurio" y maté mis penas cortándome el pelo y hablando con la peluquera.
Me explicó 2 cosas: Que Mario Vargas Llosa era oriundo de allí, y que la ciudad, al igual que todo Peru, estaba atestada de inmigración Venezolana y que aquello estaba provocando mucha inseguridad y delincuencia.
La verdad es que estoy un poco cansado del tema, que me persigue desde Ecuador, y que me recuerda mucho al habitual discurso que, sobre la inmigración, pregona la derecha Española, esa que mediante nauseabundos niñatos pijos de la capital del reino, estudiantes de Esade de medio pelo y másters regalados, vomitan toda su parafernalia reaccionaria y fascista, y manipulan a lo que saben que es un perfecto caladero de pesca, es decir a las masas de un país que sigue rezumando demasiado Franquismo y la estulticia de 40 años del atraso cultural.
Respecto al primer tema que me mencionó, sin saber si aquella mujer sentía especial admiración por el escritor nacido en su ciudad y para que no me hablara más de Venezuela, tuve a bien ponerla al día de lo que su compatriota andaba haciendo por España, o sea el ridículo.
Eso sí, hay  que reconocerle el hecho de haberse adaptado perfectamente a las costumbres de la derecha Española. Los 2 millones de Euros de deuda que, según hacienda, llegó a tener con las arcas del país que tanto quiere mejorar ahora, dan fe de ello.
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Vargas Llosa con lo mejorcito de cada casa y a full con España.
Lo que sí me incomoda es que un inmigrante como él comulgue con partidos de derecha Españoles, y lo que me repugna es que además, fuera uno de los "patrocinadores intelectuales" de Ciudadanos, un partido financiado por los poderes fácticos cuyo objetivo fue inocular odio y dividir a la sociedad Catalana, y cuyo resultado ha sido que el partido agonice a día de hoy, que el número de independentistas haya aumentado considerablemente y que el mal llamado "unionismo" se haya venido arriba demostrando lo que es en realidad, ni más ni menos que la escisión Catalana del perfecto facha iletrado "muy y mucho Español". Luego está el unionista de verdad, que no es aquel al que los medios suelen prestar la atención ni el que se manifiesta rodeado de paletos y portadores de la bandera del pollo, sino gente de buen corazón e ideas legitimas y respetables que por múltiples motivos, ya sean de carácter identitario o pragmático, no desean la independencia de Catalunya, pero tampoco que hayan presos políticos en su país.
Vargas Llosa participó hace un año en la convención nacional del partido popular, y bueno, ya sabemos cuales son las ideas de este tipo de gente respecto a la inmigración. Se enorgullecen del viaje genocida de sus antepasados Españoles y hablan del "descubrimiento" de América, como si hablaran del fuego o de una vacuna, pero les molesta que, del continente que expoliaron y siguen expoliando, venga gente a intentar ganarse la vida.
El escritor de Arequipa, como no podía ser de otra manera, también es un perfecto tonto útil para expandir la idea de que Venezuela y su régimen dictatorial son una tragedia para el mundo, de que Rusia sigue siendo el diablo comunista que intenta desestabilizar el planeta ayudando al gobierno de Maduro, y de que la inmigración Venezolana está aumentando los índices de criminalidad en su país.
Es como Juanes, Alejandro Sanz o Miguel Bose, siempre comprometidos para luchar contra la dictadura de Venezuela, locos por hacer conciertos benéficos,  pero totalmente indiferentes a los muertos que han estado provocando los gobiernos, supuestamente demócratas, de Ecuador, Chile o Bolivia.
En fin, yo sé poco de la vida y mucho menos de Venezuela, así que me gusta escuchar a quien puede hablar de las cosas con propiedad y habiéndolas vivido. En base a eso he escuchado con atención por aquí a unos cuantos inmigrantes Venezolanos, pero cuando alguno de ellos me ha empezado a  hablar de comunismo, de Rusia y de huevadas varias, sin haber mencionado en ningún momento el bloqueo económico de EE.UU y otras "minucias" por el estilo, los oídos se me bloquean.
La palma se la llevó uno que, yendo más doblao que un chino agradecido y después de hablarme de las mujeres Venezolanas, me habló con admiración del rey emérito y aquel vergonzoso episodio donde intento hacer callar a Hugo Chávez, aquel supuesto dictador Venezolano, del que el escritor Uruguayo Eduardo Galeano dijo que era el más extraño dictador que jamás ha existido.
No sé como hubierais reaccionado vosotros. Yo le acepté el trago que me ofrecía, tras habérselo rechazado en un inicio, a ver si me relajaba un poquito y no pensaba en matanzas de Elefantes y en famílias desestructuradas con graves problemas sociales, miembro en la cárcel incluidos, y le sugerí que mejor volviéramos al tema de sus compatriotas féminas.

lunes, 23 de diciembre de 2019

Lima y los peligros de la ingeniería del céntimo

Tras más de un mes sin actualizar, de nuevo por aquí. Sin poder utilizar la falta de tiempo como excusa, y sin necesidad alguna de utilizar subterfugios exculpatorios por no haber inmortalizado aquí lo vivido en este tiempo, solo me queda decir que no me he sentido inspirado para hacerlo.

Un buen amigo y el mayor exponente de "Georgecloonismo" terrenal que conozco, me puso un apodo que, aunque totalmente inmerecido, me divierte bastante.
El sobrenombre de "ingeniero del céntimo" vino motivado por la fiscalización económica que, en el contexto de la previa de un viaje de fin de semana al este de Europa que compartí con él y con un grupo de amigos en común, tuve que ejercer para que, sabiendo que en las noches festivas sería totalmente inoperante a la hora de fiscalizar nada y que incluso podría llegar a ser uno de los que más alentara el dispendio monetario incontrolado, el presupuesto no se nos fuera de las manos ya de antemano.
En fin, es evidente que si quiero que el viaje que me ocupa sea sostenible en el tiempo, el autocontrol en el gasto debe estar siempre presente, sobretodo teniendo en cuenta que han habido, que hay y que habrán momentos donde eso no será así.
Ademas intento no caer en el síndrome del típico "viajero cuñao" Español, ese que vuelve a casa haciendo gala de su capacidad para regatear y se enorgullece de sus porquerías de colonizador contemporáneo, mientras en casa paga 9 euros por una ensalada o 20 por un cubata en Ibiza. 
Ando por Lima actualmente, la ciudad que más me ha gustado de las que, de momento, he visitado en Sudamérica. Una ciudad cosmopolita con un bonito malecón con vistas a los magníficos atardeceres del océano pacífico, buena comida y gente "bravaaaasaaa" que se dice por aquí.
Desde la capital de Peru me he estado moviendo, de forma intermitente, hacia otras localizaciones de interés turístico, y espero acabar tomando un vuelo desde aquí hacia un nuevo país.
La verdad es que no suelo salir de Miraflores, el barrio donde se concentra casi toda la riqueza de la ciudad y donde se aglutinan la mayoría de turistas, junto al de Barranco, el barrio "bohemio" de esta ciudad. Junto al barrio donde se ubica el centro histórico, son los 3 barrios recomendados en las guías y de los que se supone que no es demasiado seguro salir.
Vicio y lectura de Metacuentos chinos sobre Sudamérica
La prensa, siempre un buen barómetro de una sociedad, y la impotencia, un clásico entre las preocupaciones de la misma, indiferentemente de donde uno vaya
Cualquier articulo aqui es susceptible de ser publicitado por una aspirante a "Malcriada del Trome"

Lo que relataré a continuación, en vez de desde el punto de vista del vulgar "garrepa" (tacaño en Català), lo podría enfocar desde el del viajero alternativo, de alma aventurera y espíritu inquieto. Bueno, lo cierto es que quien me conozca puede pensar que, por el tema de los viajes en bici y tal, sí lo soy. No lo sé. En todo caso, no lo soy si eso significa empeñarse en meterse en lugares peligrosos, desafiar las recomendaciones de los locales y ser un verdadero capullo de manual. 
De hecho, por unos u otros motivos, me he acabado moviendo más de la cuenta por lugares que hubiera sido mejor evitar. Pese a tener los pies en el suelo y saber que estoy en una zona del mundo donde es inmensamente más posible que en Europa acabar tus días debido a causas de muerte violenta, también creo que el miedo, no está del todo justificado. Aún con esa creencia y la supuesta protección que me ofrecen los ángeles a los que, desde un punto de vista alejado del catolicismo, reza mi madre, la verdad es que no tengo ningún interés en descubrir hasta donde se puede estirar la cuerda.
Después de varios días buscando en Miraflores la forma de acercarme a las islas Palomino a nadar con lobos marinos, me di cuenta de que estaba metido en pleno círculo del "turisteo" y de que allí no iba a encontrar nada por menos de 50 euros. Estudiando la excursión bajo el punto de vista de la ingeniería del céntimo, el resultado era no apto.
La historia es que el punto de salida de la excursión estaba en el barrio del Callao, uno de los más peligrosos de Lima. Perteneciente al barrio, aunque siendo otro mundo totalmente diferente, se ubica lo que se conoce como "la punta del Callao", desde donde salen las excursiones hacia islas Palomino.
Esta minúscula parte de la ciudad acogió en su día a unos 6000 inmigrantes Italianos que huyeron del país transalpino durante la segunda guerra mundial. Se dice que utilizaron la madera de los barcos en que llegaron para construir sus viviendas, y a día de hoy suponen una colonia estable que prosperó en el barrió, habiendo establecido negocios y contando incluso con un "serenazgo" (así se le llama por aquí a ese tipo de policía soft que realiza labores de vigilancia y seguridad ciudadana, más que otra cosa) propio que, en sentido funcional y no solo físico, aísla la zona y la convierte en una especie de oasis cero representativo de lo que es el Callao.
Buscando motivación para salir a correr y además conseguir la excursión a un precio algo más razonable, hice corriendo los 17 km's que separaban mi Hostel de la punta del Callao. 
Me habían advertido que evitara la zona de "Los Barracones" en el Callao. Tras correr los primeros 12 km's pegado a la playa más o menos practicable, tuve que dejar el litoral y meterme en calles interiores. Llego un momento donde, ya en el barrio del Callao, no vi claro por donde seguir ni como evitar los famosos "Barracones". Le pregunté a un policía y me indicó el camino que, precisamente, me hizo recorrerlos. En fin, no sé que pensar sobre eso...hay quien después me dijo que no le extrañaba. En todo caso, como él me dijo, solo encontraría algunos "fumones" y, si no llevaba nada de valor a la vista, nadie me haría nada. Así fue, y la verdad es que ni siquiera me sentí observado.
En fin, la excursión allí se me ofreció a 35 euros al cambio y fue "bien Chevere".

"Estamos en el siglo XXI. No podéis andar ahí cosificando, con los harenes y con el rollo machirulo". No me hicieron ni puto caso.