miércoles, 28 de diciembre de 2022

No mires dentro

"Quiero volar para no volver a verte...

Soy un suicida escapando de la muerte...

Me da miedo no tener miedo a perderte...

Nada me va a cambiar..."

Con su  característica voz desgarrada, "Kutxi" de Marea, ponía voz al estribillo de la canción "Quiero volar" de Natos y Waor, un grupo Madrileño de Hip Hop.
Me alegra un montón que dos chavales de extrarradio hayan llegado donde están.
Cultura del esfuerzo. Pero del de verdad, no de ese que proclaman Cayetanos, votantes de Ayuso y demás pijos de mierda de esos que gritan "Putas, salid de vuestras madrigueras. Sois unas putas ninfómanas. Os prometo que vais a follar todas en la capea", desde las ventanas de algún colegio mayor.

Eso sí, ni el Hip Hop ni el Rock son lo que eran. Hubiera preferido no escuchar alguna que otra entrevista de estos tres "RocknRolla" que mencionaba, quedarme con las canciones y no conocer sus opiniones respecto a algunos temas sociopolíticos. 

No mires dentro, como he titulado el post...


Y durante dos semanas no miré dentro.
Había visto algunas de aquellas estructuras en las cunetas de varias carreteras de la isla de Quios (Grecia). 
Se trataba de unos containers de metal pintados con una estética de camuflaje con claros tintes bélicos.

Me habían explicado que estaban llenos de explosivos y que eran una de las tácticas militares preventivas que Grecia había diseñado en caso de que Turquía volviera a intentar invadir aquella pequeña isla del Egeo que le quedaba a unos escasos nueve kilómetros de distancia.

Plantearse qué eso pudiera suceder de nuevo no es tan loco como pueda parecer. 
Según aprendí, ha sucedido un montón de veces a lo largo de la historia. 
Por otra parte, desde este mes de septiembre, Turquía anda amenazando a Grecia con invadir las islas que le quedan más próximas si el país Heleno no las desmilitariza. Esa es la noticia que me hizo recordar aquellas estructuras, supuestamente, llenas de explosivos.
La idea es volarlas y así destruir las carreteras donde, de forma estratégica, están situadas para que los Turcos no puedan seguir avanzando en la invasión de la isla, si esta se produjera.
 
No tengo ni "piiiiiiii" (onomatopeya pito) idea de temas militares, pero recuerdo haber pensado que aquella táctica parecía algo obsoleta dada la potencia militar de un país como Turquía. En todo caso, la persona que me lo había explicado me parecía fiable y cada vez que veía una de aquellas estructuras, no podía evitar visualizar su interior lleno de explosivos.

En aquellos días estaba allí con una ONG Vasca, demasiado ocupado tratando de hacer un poco mejor la vida de unos cuantos chavales, Palestinos en su mayoría, que habían cruzado uno de las "rutas marítimas cementerio" del Mediterráneo. 
Paja...humo. Solidaridad occidental institucionalizada. 

"No mires dentro", otra vez.

A pesar de ello, supongo que volveré a meterme en alguna movida de esas cuando vuelva a encontrar el momento y las ganas de hacerlo. Porque sí, ya he aprendido que en esta vida es necesario saber gestionar el humo...la paja, el tedio y lo putrefacto de la apariencia. Pero cuando he estado en la mierda, he agradecido el más mínimo gesto de  atención y afecto, así que sé lo que supone.
Y ríete a carcajadas de toda la mierda junta que yo haya tenido en mi vida, comparada con la de la gente con la que traté en aquella isla.


Acabó aquello y la mañana antes de tomar el vuelo a Atenas, estuve dándome una vuelta por la isla.
Paré el coche aquí. Quería saber si realmente habían explosivos dentro de la estructura.
Vi un pequeño agujero y me dispuse a mirar dentro. Fallo. No había nada. Vacío...paja, humo.
Miré dentro. Fallo mío.
Creo que no volveré allí hasta dentro de muchos años. Creo haber aprendido a no volver a donde un día fui feliz. Pero te recomiendo, fervientemente, que vayas tú.

P.D: La canción de Natos y Waor con "Kutxi", no se publicó hasta septiembre de este año. Así que es falso que aquel "quiero volar" sonara en aquel coche mientras veía la estructura, supuestamente, llena de explosivos. Pero quedaba bien en el relato. Por lo de volar, y los suicidas y lo de escapar de la muerte.

La supuesta culturilla que, más de una vez vez, me han dicho que contiene este blog, está más basada en consultas de Wikipedia y alguna que otra fuente más autorizada, que no en mis conocimientos reales.
Tengo memoria de pez hasta para lo que me interesa. "Pots comptar" para lo demás.

No mires dentro.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

"Bella Ciao..."

Lagaro (Castiglione dei Pepoli). 15 de agosto del año 2022.

Habíamos escapado del sur del país.
La verdad es que nada más salir al exterior del aeropuerto de Nápoles, me di cuenta de que no debería haber vuelto a Italia. 
Daba igual que Marc me acompañara esta vez. Ya no quería estar allí.
Pensé que habíamos perdido una gran oportunidad de recorrer juntos en bici, el lugar que más me ha impresionado en esta vida: Islandia.

Nos acercábamos a Bolonia y llamé a Alessandro, un tipo que había conocido en aquellas mismas montañas unos cuatro meses antes, cuando paró su coche para preguntarme sobre mi viaje.
Alessandro es un tipo algo bohemio, que pasó siete años de su vida viajando en bici por el mundo y al que le gusta alojar a cicloturistas en casa. Además, vivió diez años en Barcelona, así que habla bien el Español.
Nos llevó a un terreno de su propiedad y allí, junto a la casa en ruinas donde vivieron sus abuelos, plantamos la tienda, dispuestos a pasar un par de noches.

Marc reposaba en una hamaca y, encima de él, Frulo se hacía la higiene. Otro felino, llamado Patrick, miraba al horizonte desde el muro que separaba el terreno del bosque colindante.
Nina, la tercera de los tres felinos que tienen a Alessandro como mascota, andaba perdida por la inmensidad de su propiedad.

Vistas a Lagaro, desde el terreno de Alessandro.

Estábamos en un lugar donde sucedieron unos hechos poco conocidos fuera de Italia.
La "línea gótica" es una línea imaginaria que trazó la Alemania Nazi durante la segunda guerra mundial, y que cruzaba el país desde el mar mediterráneo, a la altura de Florencia, hasta el Adriático, en Pesaro.
Tras la entrada de "los aliados" desde Sicilia en 1944 y su rápido avance hacia el norte del país, los Nazis, apoyados por el Fascismo Italiano, intentaron frenarlo a la desesperada.
Para ello, fortificaron aquella línea imaginaria con trincheras, zanjas y armas antitanque, morteros, cañones y unos 120.000 metros de alambre de espino. 
Junto a la barrera natural que suponían los "Apeninos Toscoemilianos", el país quedó dividido en dos partes. Aquello supuso un contratiempo importante para los aliados y un respiro para la Alemania Nazi.

Sin embargo, tras un año más de gerra, ya en 1945, los soldados Alemanes se retiraban de la zona dando por hecha la inevitable victoria de los aliados.

Alessandro no hubiese nacido si, en aquellos días de retirada, algún batallón de Nazis hubiese tomado aquel pequeño camino que llevaba a la casa de sus abuelos, donde se escondieron su familia y otras cuatro más.

Aquellas bestias ya no buscaban solo comida, sino que se dedicaron a matar a niños, mujeres y personas demasiado mayores para haber luchado en aquella guerra.
Quemaron todo lo que iban encontrando en su retirada de aquellas montañas. Lanzaron granadas de mano dentro de iglesias abarrotadas de gente rezando, y acabaron matando unas 1300 personas indefensas, en un intento miserable de vengarse de todos aquellos "Partisanos" (antifascistas Italianos) que se escondían en los bosques y que habían estado luchando contra ellos.

A Benito Mussolini, fundador del partido nacional fascista y cómplice de Alemania en aquella guerra, lo apresaron una brigada de Partisanos y, tras fusilarlo, lo acabaron exhibiendo colgado en la "Piazzale Loreto" de Milan.

Alessandro me dijo que, debido a aquellos hechos, Italia no es como España, y que en su país es difícil encontrar gente que se declare abiertamente fascista. 
En sus palabras no había atisbo alguno de orgullo patrio. Sabe lo que hay en su país y, de hecho, nos confesó que, si no tuviera una hija, cree que viviría lejos de Italia.
No he vuelto a hablar con él, pero me imagino que anda algo consternado tras la victoria en las elecciones de septiembre de Giorgia Meloni y su coalición de "centroderecha".

Meloni empezó sus pinitos en política a los 15 años, cuando se incorpora al 'Frente de la Juventud', una organización juvenil vinculada al partido posfascista Movimiento Social Italiano (MSI), que había sido creado por exmiembros del régimen de Mussolini.
Meloni nombró a Galeazzo Bignami como viceministro y secretario de Estado del Ministerio de Infraestructura, dirigido por el ultraderechista Matteo Salvini, lider de la "liga norte".

Meloni y Bignami. En los medios de comunicación Españoles, catalogan de "centroderecha" a esta basura, mientras te dicen que se está exagerando y abusando de la palabra fascista.
Te mean en la boca y te dicen que llueve...

Bella Ciao

Parafraseando a Sharif en los últimos versos de su canción "La primera persona del plural", ...."Italia es un lugar lejano, frío y extraño..."

jueves, 15 de septiembre de 2022

Los peligros del Dalshari.

Sentir ganas de desayunar mientras disfruto de algún Podcast y me siento motivado en lo profesional.
Escuchar el sonido de mi cafetera Italiana, mientras el agua empieza a atravesar su filtro desde el compartimento inferior, y sube al superior, transformándose en café. Y disfrutar de cómo su olor va adueñándose de la estancia. No solo olerlo. Poder disfrutarlo también.
Que las ganas de escribir sean reales y no una terapia que me impongo sin si quiera sentir que sirve de algo.
Sé que la anhedonia es temporal...pero se hace larga.

Todo volverá a ser como cuando empecé este blog hace 4 años. Como antes de que empezase a rondar mi cabeza la idea de dejarlo todo atrás e irme a viajar un tiempo. Había leído algo sobre cómo irse...no mucho. No lo necesitaba.
El Egeo, desde la isla de Quios. Navidad del 2021

Ahora siento que necesito leer algo sobre cómo se vuelve. Pero no hay mucho publicado. Quizás algún día, si siento que merece la pena escribir sobre mi propio proceso, escriba sobre ello en este espacio.

Me he despertado varias veces esta pasada madrugada. En una de ellas tenía frío. He abierto una caja en busca de una manta, pero no la he encontrado.
Recordaba tener una manta. Incluso podía sentir su textura y ver nítidamente su color azul. Pero no la he encontrado.
Ya debería haber deshecho las cajas de la mudanza. Y haberme traído las que aún no tengo en mi piso. Pero no lo he hecho...porque hasta no hace muchos días, aun he estado fantaseando con volver a ponerlo en alquiler y comprarme un billete de ida a Colombia. Descubrir el país que no pude recorrer debido al cierre por la pandemia, y luego quedarme unos meses en casa de Manu en San Carlos de Antioquía. 
Él aún sigue pensando que el restaurante que está montando en el terreno, junto a la bonita casa donde viví casi 4 meses, funcionaría como un tiro si sirviéramos el típico arroz de paella que, durante la pandemia, les cociné en multitud de ocasiones.
Me río cuando sigue diciéndome en los audios de whatsapp : "Sí marica, haríamos plata, que la gente por aquí no ha probado nunca una comida tan chimba, huevón...".
Pero he decidido quedarme. Hasta estoy a punto de comprarme un vehículo.

He sentido frío al no encontrar la manta. Pero ahora no hablo del físico. Era algo más interno. Miedo a no dormirme... y a quedar expuesto durante más horas a la evidente ausencia de paz interior que siento.

Me he ido al comedor y he quitado del sofá una especie de cubre blanco con el que intento disimular su fealdad. No me gusta. Ni el sofá ni el piso.
Me he tapado con el cubre y me he dormido.

Hace un año, un jefe que tuve me felicitó por dejar el trabajo e irme a viajar de nuevo.
Se me puso a hablar de un concepto Japonés llamado "Danshari" que tiene que ver con el minimalismo material y espiritual, y con la importancia de que tu vida no se vea condicionada por el apego, para que resulte fácil tomar decisiones y adaptarse a los cambios, ya sean voluntarios o forzosos.
Imagino que él sigue persiguiendo al tal "Danshari" ese. Dudo que nunca lo alcance en la medida de lo que le gustaría. 

Por lo que respecta a mí, estoy cansado de él.

Última página del libro "Rússia, l'escenari més gran del món"

   Me pareció curioso encontrarme con este final del libro, solo unos días después de escribir este post.

jueves, 16 de junio de 2022

Un "Thomas Shelby" en Torre Baró

Barrio de Ciutat Meridiana (Barcelona). 08:00 am

Tomando un café en la puerta de las urgencias del CAP (centro de atención primaria) de Ciutat Meridiana-Torre Baró, espero la llegada de algún paciente madrugador.
Sé que, si la urgencia no es vital, es bastante improbable que aparezca alguien por aquí hasta más tarde, así que me puedo tomar el café tranquilo.

Ayer me dormí tarde. Pocas series me quitan el sueño. Una de ellas es "Peaky Blinders". Me dormí tras la muerte por tuberculosis de Ruby, la hija de Thomas.
Luego soñé un montón. No recuerdo el que, pero sé cuando he soñado mucho. Me sienta fatal. Me siento destruido.

Dentro del distrito de "Nou Barris" de la ciudad de Barcelona, el barrio de Ciutat Meridiana es el que presenta las cifras más altas de paro de toda la ciudad condal. Le sigue el de Torre Baró, que queda justo encima de donde estoy, en lo alto de la colina que tengo a mi derecha.
Dicen que allá arriba no llega la policia, salvo que se líe "parda" de verdad. 
Lo que sí que llega es el servicio de autobuses públicos de la ciudad. Lo hace desde que, en 1978, un residente del barrio que trabajaba en la empresa, "secuestró" un autobús de la línea 47, se salió de su recorrido y lo llevó hasta allá arriba para demostrar a sus jefes que aquel vehiculo sí podía circular por aquel barrio de desniveles imposibles y calles sin asfaltar, al contrarió de lo que ellos argüían para no proveer de transporte público al barrio. 

Si miro hacia arriba a mi derecha, puedo ver el castillo de Torre Baró. De momento lo dejo tranquilo, pero al final de este post seguiré con él...y con el que fue el "Thomas Shelby" de estos lares.


Se me acerca el "segurata" del CAP. Aquí hay uno las 24 horas del día. "Pots comptar..." que se dice en Catalán. Significa algo así como "ya puedes hacerte a la idea...". Me refiero a lo que hay por el barrio. Y no, aunque lo parezca, no lo digo con aires clasistas o peyorativos.
Aunque no siempre tenga el día o la paciencia que me gustaría, siempre me sentiré más útil y satisfecho trabajando con gente maleducada por no haber tenido oportunidades en la vida, de lo que me sentiría tratando con gente que las ha tenido de sobras y las ha utilizado para convertirse en verdaderos cretinos. Reconozco, eso sí, que nunca he trabajado en un CAP de barrios como Sarrià o Pedralbes. Quizás me sorprendería. Lo dudo.

Decía que se me había acercado el empleado de seguridad del CAP. Me pide un receptáculo de esos que utilizamos para que vomiten los pacientes. Me dice que un perro se ha acercado a la otra puerta del centro y que necesita agua. Parece tener mucha sed. Normal, el sol está pegando fuerte en estos días.

El segundo día que vine a trabajar aquí, no me reconoció e insistió en que dejara la bici fuera del centro. Le costó entrar en razón y lo tenía algo cruzado. Desde hoy me cae mejor.

El perro es un Pastor Alemán grande y viejo. Parece haberse perdido y mira hacia todas partes desesperado. Ignora nuestras atenciones y caricias. Es evidente que está ansioso y que espera ver aparecer a su dueño.
Le acariciamos intentando mitigar su ansiedad, mientras pienso que, como me dijo una médico el otro día, en este barrio la gente mata sus penas en los bares y en el CAP. La gente... y sus perros también, por lo que parece.
Cuando ya hemos llamado a la Guardia Urbana y nos han dicho que envían a los de la protectora municipal, aparece el dueño.

Vuelvo a la puerta de urgencias. Miro de nuevo hacia el castillo que corona la colina a mi derecha.
El barón Manuel Sivatte mandó construir una de sus torres para enviar allí a su hija, enferma de tuberculosis, como Ruby, la hija de Thomas Shelby.
Thomas viajó a través de Inglaterra para evitar la muerte de Ruby. Buscaba el asentamiento de Gitanos nómadas que habían lanzado una maldición contra su familia. No llegó a tiempo y su hija murió.

El 1918, la hija de Manuel Sivatte también murió antes de que acabase la construcción de la torre donde hubiera respirado aire fresco y, según las ilusiones de su padre, se hubiese curado. Dos días después también murió de difteria el hijo de Manuel.

jueves, 19 de mayo de 2022

Shani y Akram: Ecos desde tierra prometida.

Barcelona...

Sentado en una silla de diseño de su estiloso comedor, esperaba que volviese del lavabo.
No estaba demasiado interesado en el diseño de su piso, pero sí en los libros que tenía en la estantería junto a la mesa donde estábamos cenando. 
Aun no la conocía demasiado, y sentí curiosidad. No sabía si percibiría como una intromisión en su intimidad el hecho de que ojeara los títulos de lo que leía. Tampoco es que los tuviese escondidos, ni tenía porque decirle que lo había hecho.
Vi varios libros de autoayuda, alguna novela que no conocía, algún titulo escrito en hebreo y uno que prometía ayudar a mejorar tu vida en cuanto a aspectos financieros se refiere.
No pude evitar sonreír, mientras pensé que quizás llegara el día en que utilizara aquello para bromear con ella sobre el tópico de la avaricia Judía.

Mía reclamaba mi atención ladrando enérgicamente, pidiéndome que le volviera a lanzar su juguete.
Su nombre, de origen Hebreo, significa "la elegida" y también "la amada por dios". No sé si dios la ama, pero sí que había sido la perrita que eligió y adoptó Shani en una protectora de animales del Maresme. 
Las dos juntas hacían un bonito binomio que estaba teniendo el privilegio de conocer.


Shani volvió a la mesa. Me gustaba escucharla. Yo conocía más bien poco del pueblo Judío y de Israel, así que muchas de las cosas que me explicaba resultaban novedosas e interesantes para mí.
De Jerusalén a Barcelona, previo paso por un servicio militar obligatorio de dos años de duración, en una sección relacionada con inteligencia. "Lo mínimo será que me hackee el whatsapp...", pensaba. 
Poco después, me hizo sentir en confianza para hacerle bromas con los habituales tópicos que iban surgiendo sobre Judíos.

Mía nunca se cansaba de jugar y, exasperada por el hecho de que la ignorásemos, volvía a ladrar con insistencia. -Dai, Mía, daii", -le gritó Shani. - Noooo!!, pobrecita, no le digas eso!! - dije yo.
Mía entendía mejor el Hebreo que el Inglés, así que el "dai" que seguramente aún le sigue diciendo Shani, lo interpretaba como "basta" (significado del hebreo), y no como el "muere" (fonética de "Die" en inglés) que yo entendí.
En realidad, siempre fui consciente de que Shani no le hubiese deseado la muerte ni a una mosca. Por ese, entre otros motivos, ella prefería vivir fuera de Israel.
Por eso quise conocerla más. Y me habló de su infancia en tierra prometida, de Judea, y de su visión y vivencias respecto al conflicto entre Israel y Palestina.

Me habló de cosas que esperaba, y también de las que no esperaba. 
Hasta aquellos días no sabía de la existencia de los Kibutz (del Hebreo, "agrupación"), una especie de pueblos comunas agrícolas que aún perduran en Israel, desde que unos Rusos de origen Judío llegaron a Palestina en 1909 y fundaron, Degania, el primer asentamiento de este tipo inspirado en ideas sociocomunistas.



Isla de Quios (Grecia), unos meses después...

Fue su mirada, no su nombre, la que me inspiró confianza. 
No recuerdo nombres Españoles a veces, como para acordarme de un nombre Musulmán. Akram se me había presentado unos días antes.
Tras una llamada de la policía alertándonos, habíamos acudido al centro de detención de inmigrantes en Lefkonia.
Un chico de la habitación de "los Palestinos", tenía fiebre y mostraba una aparente disminución del nivel de conciencia. Si bien solo trataba de dormir y evadirse del ruidoso ambiente de la habitación, sí estaba ardiendo. Lo confirmaron los 39ºc de temperatura del termómetro.
Tras explorarle y detectar  las evidentes placas purulentas en sus amígdalas, le dejamos tratamiento antibiótico y antitérmico para 24 horas. No las tenía todas conmigo de que aquellas pastillas no fueran a acabar por ahí, yo que sé como, ni por que vía de administración.
Akram sabía algo de inglés y había hecho de interprete entre el paciente y yo. En aquel momento, yo aún no sabía ni su nombre, ni que el significado Musulmán del mismo era "misericordioso", pero sí que me inspiraba confianza, así que le di las pastillas y me aseguré de que entendiera la pauta del tratamiento. Se comprometió a dárselas al paciente en las horas convenidas, me dijo su nombre y me apretó la mano con firmeza. Hay apretones de mano que denotan ego y arrogancia...hasta amenaza. El suyo me inspiró respeto y confianza.
Akram cumplió, estuvo cuidando al paciente, y dos días después estaba algo febril, pero bastante más reactivo, locuaz y expresando agradecimiento.

Dos semanas después, Akram acabó la cuarentena en el centro de detención de Lefkonia, y fue llevado, junto a algunos de sus compañeros de habitación (y cruce del mar Egeo), al campo de refugiados de Vial, donde imagino que aún anda a la espera de conseguir sus papeles para moverse libremente por Europa.

Entré allí aquel día por la tarde. Le vi tras unas rejas y me hizo gestos para que me acercara. Uno de sus amigos se retorcía de dolor, sujetándose el abdomen, y parecía febril.

Hasta este gato parecía triste en aquel lugar. Tras él, se puede ver la zona vallada y las concertinas.

No entendía el motivo de que tuvieran que estar confinados entre aquellas rejas, y mucho menos que nadie hubiese prestado atención al chico que parecía encontrarse mal, ni a la peticiones de ayuda que había estado haciendo Akram.
Entré en la zona de acceso a aquella zona cercada y pregunté a las funcionarios el motivo de tener a aquellos chavales allí encerrados y sin poder ser asistidos. Me contestaron que no podían salir hasta que no hubiesen pasado por la zona de trámites administrativos de ingreso en el campo.
Conseguí que priorizaran los trámites del chico del dolor abdominal y, tras realizarlos, le atendimos en la clínica del campo de refugiados.

No sé en que momento me ha nacido escribir sobre Shani y Akram.
Creo que he preferido recordar cosas bonitas y así no despotricar sobre Israel por el asesinato de la periodista de Al Jaeezera, Shireen Abu Akleh.
Quería relacionar lo anterior con Eurovisión, con opresores y la victoria de Israel en el festival en 2018, con Zelenski, alegando ser Judío cuando le interesa, y con la victoria este año de su oprimida Ucrania...y con lo asqueroso que a veces me resulta este mundo.
Pero me he quedado sin gasolina. Mejor así.