jueves, 19 de mayo de 2022

Shani y Akram: Ecos desde tierra prometida.

Barcelona...

Sentado en una silla de diseño de su estiloso comedor, esperaba que volviese del lavabo.
No estaba demasiado interesado en el diseño de su piso, pero sí en los libros que tenía en la estantería junto a la mesa donde estábamos cenando. 
Aun no la conocía demasiado, y sentí curiosidad. No sabía si percibiría como una intromisión en su intimidad el hecho de que ojeara los títulos de lo que leía. Tampoco es que los tuviese escondidos, ni tenía porque decirle que lo había hecho.
Vi varios libros de autoayuda, alguna novela que no conocía, algún titulo escrito en hebreo y uno que prometía ayudar a mejorar tu vida en cuanto a aspectos financieros se refiere.
No pude evitar sonreír, mientras pensé que quizás llegara el día en que utilizara aquello para bromear con ella sobre el tópico de la avaricia Judía.

Mía reclamaba mi atención ladrando enérgicamente, pidiéndome que le volviera a lanzar su juguete.
Su nombre, de origen Hebreo, significa "la elegida" y también "la amada por dios". No sé si dios la ama, pero sí que había sido la perrita que eligió y adoptó Shani en una protectora de animales del Maresme. 
Las dos juntas hacían un bonito binomio que estaba teniendo el privilegio de conocer.


Shani volvió a la mesa. Me gustaba escucharla. Yo conocía más bien poco del pueblo Judío y de Israel, así que muchas de las cosas que me explicaba resultaban novedosas e interesantes para mí.
De Jerusalén a Barcelona, previo paso por un servicio militar obligatorio de dos años de duración, en una sección relacionada con inteligencia. "Lo mínimo será que me hackee el whatsapp...", pensaba. 
Poco después, me hizo sentir en confianza para hacerle bromas con los habituales tópicos que iban surgiendo sobre Judíos.

Mía nunca se cansaba de jugar y, exasperada por el hecho de que la ignorásemos, volvía a ladrar con insistencia. -Dai, Mía, daii", -le gritó Shani. - Noooo!!, pobrecita, no le digas eso!! - dije yo.
Mía entendía mejor el Hebreo que el Inglés, así que el "dai" que seguramente aún le sigue diciendo Shani, lo interpretaba como "basta" (significado del hebreo), y no como el "muere" (fonética de "Die" en inglés) que yo entendí.
En realidad, siempre fui consciente de que Shani no le hubiese deseado la muerte ni a una mosca. Por ese, entre otros motivos, ella prefería vivir fuera de Israel.
Por eso quise conocerla más. Y me habló de su infancia en tierra prometida, de Judea, y de su visión y vivencias respecto al conflicto entre Israel y Palestina.

Me habló de cosas que esperaba, y también de las que no esperaba. 
Hasta aquellos días no sabía de la existencia de los Kibutz (del Hebreo, "agrupación"), una especie de pueblos comunas agrícolas que aún perduran en Israel, desde que unos Rusos de origen Judío llegaron a Palestina en 1909 y fundaron, Degania, el primer asentamiento de este tipo inspirado en ideas sociocomunistas.



Isla de Quios (Grecia), unos meses después...

Fue su mirada, no su nombre, la que me inspiró confianza. 
No recuerdo nombres Españoles a veces, como para acordarme de un nombre Musulmán. Akram se me había presentado unos días antes.
Tras una llamada de la policía alertándonos, habíamos acudido al centro de detención de inmigrantes en Lefkonia.
Un chico de la habitación de "los Palestinos", tenía fiebre y mostraba una aparente disminución del nivel de conciencia. Si bien solo trataba de dormir y evadirse del ruidoso ambiente de la habitación, sí estaba ardiendo. Lo confirmaron los 39ºc de temperatura del termómetro.
Tras explorarle y detectar  las evidentes placas purulentas en sus amígdalas, le dejamos tratamiento antibiótico y antitérmico para 24 horas. No las tenía todas conmigo de que aquellas pastillas no fueran a acabar por ahí, yo que sé como, ni por que vía de administración.
Akram sabía algo de inglés y había hecho de interprete entre el paciente y yo. En aquel momento, yo aún no sabía ni su nombre, ni que el significado Musulmán del mismo era "misericordioso", pero sí que me inspiraba confianza, así que le di las pastillas y me aseguré de que entendiera la pauta del tratamiento. Se comprometió a dárselas al paciente en las horas convenidas, me dijo su nombre y me apretó la mano con firmeza. Hay apretones de mano que denotan ego y arrogancia...hasta amenaza. El suyo me inspiró respeto y confianza.
Akram cumplió, estuvo cuidando al paciente, y dos días después estaba algo febril, pero bastante más reactivo, locuaz y expresando agradecimiento.

Dos semanas después, Akram acabó la cuarentena en el centro de detención de Lefkonia, y fue llevado, junto a algunos de sus compañeros de habitación (y cruce del mar Egeo), al campo de refugiados de Vial, donde imagino que aún anda a la espera de conseguir sus papeles para moverse libremente por Europa.

Entré allí aquel día por la tarde. Le vi tras unas rejas y me hizo gestos para que me acercara. Uno de sus amigos se retorcía de dolor, sujetándose el abdomen, y parecía febril.

Hasta este gato parecía triste en aquel lugar. Tras él, se puede ver la zona vallada y las concertinas.

No entendía el motivo de que tuvieran que estar confinados entre aquellas rejas, y mucho menos que nadie hubiese prestado atención al chico que parecía encontrarse mal, ni a la peticiones de ayuda que había estado haciendo Akram.
Entré en la zona de acceso a aquella zona cercada y pregunté a las funcionarios el motivo de tener a aquellos chavales allí encerrados y sin poder ser asistidos. Me contestaron que no podían salir hasta que no hubiesen pasado por la zona de trámites administrativos de ingreso en el campo.
Conseguí que priorizaran los trámites del chico del dolor abdominal y, tras realizarlos, le atendimos en la clínica del campo de refugiados.

No sé en que momento me ha nacido escribir sobre Shani y Akram.
Creo que he preferido recordar cosas bonitas y así no despotricar sobre Israel por el asesinato de la periodista de Al Jaeezera, Shireen Abu Akleh.
Quería relacionar lo anterior con Eurovisión, con opresores y la victoria de Israel en el festival en 2018, con Zelenski, alegando ser Judío cuando le interesa, y con la victoria este año de su oprimida Ucrania...y con lo asqueroso que a veces me resulta este mundo.
Pero me he quedado sin gasolina. Mejor así.