jueves, 31 de octubre de 2019

Perú: Sol y dulce romero

Tras un par de autobuses para llegar a Guayaquil, una larga espera en su terminal terrestre, y 15 horas en un nuevo autobús que me llevaría a Perú, por fin salió el sol, como dice Don Omar en su canción. Ya ves que lo mismo te cito por aquí a un premio Nobel, que a un artista de Reggaeton. Así es la vida.
Tengo un buen amigo que piensa que para escribir, depende de que post o de que párrafo, a veces me pongo un monóculo y fumo en pipa. Me parto.
En fin, decía que salió el sol, pero no la estrella, sino la moneda propia de Perú. Lo hizo de un cajero de una ciudad llamada Chiclayo, en la que no quisiera vivir ni por todo el oro del mundo.
El cielo seguía nublado, y la verdad es que no sé si se debía a las nubes o a la contaminación ambiental. Sin querer despejar la duda y sin reparar en que lo último que quería era pasar más horas metido en otro autobús, me metí en uno de nuevo, 4 horas más, con destino a Trujillo. Desde allí una "van" colectiva me trajo a Huanchaco, lugar donde he vuelto a encontrar el dulce romero.
Aprovechando que cito estas palabras, que además titulan parte de este blog, quisiera explicar que significan. En la película "Abierto hasta el amanecer", del director Robert Rodríguez, Quentin Tarantino y George Clooney interpretaban a dos delincuentes, llamados Richard y Seth Gecko, que andaban escapados de la policía e intentando llegar a México para quedar fuera de la jurisdicción de los gringos.
De los 2 hermanos, Tarantino interpretaba al menor, un psicópata algo sádico y pervertido. Tras violar y matar a una rehén, sin necesidad ninguna de hacerlo, George Clooney se enfadaba con él y lo increpaba zarandeándole violentamente. Ante la situación y el aturdimiento de Tarantino, Clooney abrazaba a su hermano y le decía: "Cuando lleguemos a México todo será dulce romero, licor de graduación al 100% y arroz con judías, y ya nada de toda esta mierda importará".
En fin, aquella horrible película, salvada por aquel gran elenco de actores y por el inconfundible sello de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino, forma parte de mi infancia, y aquella expresión del dulce romero quedó grabada en mi memoria para siempre. Aún a día de hoy, cuando una situación no es buena o es jodidamente mala, pienso: "Calma y "de chill"...llegará el dulce romero".

En Huanchaco luce el sol. Los "surfers" juegan con las olas y la larga playa de arena me permite correr sin zapatillas.
Me gustaría nadar como hacía en el Mediterráneo, pero esto es el pacífico, y la película Tiburón, y mi respeto y obsesión por ellos, hace que no me vea surcando a nado la superficie de estas aguas. Sería mucho más coherente y racional temer a las corrientes que no a los tiburones, pero bueno, cuando eres un tanto inconsciente y poco respetuoso con la naturaleza, mejor temer a lo que sea, por irracional que sea, que no a nada.
En frente del hostel, donde vuelve a haber un gato amo y señor del lugar (como en cada hostel en que he estado), hay una cancha de deportes y 4 pesas rudimentarias, rollo cárcel, para hacer algo de ejercicio.
Con todo lo relatado, alojamiento y comida barata, un libro y estos ratitos de escritura, ¿qué más puedo pedirle a la vida?. Pues siempre hay algo. Hoy sería un poco más feliz si no estuviera viviendo en persona eso que había visto en películas Americanas tantas veces. Hordas de niños disfrazados recorren las calles y se meten en todas partes, cual iracundas termitas o molestas hormigas, y preguntan: ¿dulce o truco?.
Seré un buen padre un día, pero, después de hoy, creo que, tanto yo como otros no padres, padres coherentes y todos los perros de la zona, acumularemos un remanente de aversión por los niños para un mes como mínimo.

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