jueves, 9 de marzo de 2023

Cuando la niña de las flores pensó en irse

Rodeada de plantas, trabaja en una ciudad de Catalunya que no es especialmente bonita ni tiene demasiados adeptos, pero que siempre estará entre los lugares donde más feliz creo haber sido.
Lleva un delantal verde y, como si de un hada se tratara, se mueve entre flores con la elegancia que la caracteriza, mientras las rocía con agua y cuida de que luzcan bonitas para los clientes.


Su prima le dice que debería eliminarme de su vida. Que soy una especie de "perro del hortelano". 
Yo nunca he sabido muy bien quien es ese perro, pero sí que que dicen de él que ni come ni deja comer.
En Letonia tienen al perro homólogo. Encaramado al murete de su terraza, ladra a todo aquel que deambule por sus inmediaciones, y no se sabe demasiado bien que es lo que quiere ni porque lo hace.

Tiene su cuenco de comida siempre lleno y, en realidad, nada ni nadie le amenaza, pero su sistema nervioso autónomo siempre está con su lado "simpático" activado y en tensión.
Como ella no le hacía caso, su prima le llegó a decir que tenerme en su vida, era como tener a una mascota muerta en un cajón de casa. Que al final olería y molestaría.

Me río muchísimo cuando ella me lo explica y, en realidad, me hubiera encantado conocer a su prima. Tenía una bufanda con los colores de la bandera de Letonia comprada para mí. Pero la providencia, el destino o vete tú a saber el que, hizo que mi "exlatvian goddess" tuviera que ingresar en un hospital, así que no pudimos viajar a Letonia en aquellas navidades de hace unos cuantos años ya.

Para contrarrestar a su prima, tengo de aliada a una amiga que tiene en Estonia.
Ella le dice que su prima exagera, y que todo estará bien mientras que a la mascota muerta del cajón (yo) no se le trate de reanimar mediante la técnica del boca a boca.

¿Qué puedo decir? Ojalá tuviera una relación tan sana, limpia y bonita como la que tengo con ella, con todas las ex que he tenido y quizás tenga en un futuro.
Ella tiene novio hace ya bastante tiempo. Debo reconocer que sentí una especie de leve malestar cuando me lo dijo. Lo achaqué a que no estaba teniendo un buen día. Andaba lejos recorriendo Sudamérica y, aunque para nada fue la tónica general de aquel viaje, aquel día me sentía especialmente sólo y apático.
Seguramente, aunque me avergüence reconocerlo, mi instintos más primarios y básicos algo tuvieron que ver en aquel malestar.

Hace algo menos de un año, me dijo que se planteaba la posibilidad de volver a su país. 
Me volví a sentir mal. En su día, cuando lo dejamos, deseé que volviese a Galway, la ciudad Irlandesa donde en un Pub le hablé por primera vez con mi horrible "Spanglish" y, lo que es peor, bañado en whisky. Esto último, aparte de ser mi tumba, es lo que me hizo pensar que se había quedado una buena noche para poner en práctica lo aprendido en aquel curso de Ingles para profesores que me había llevado allí y con el que la unión Europea nos había becado a un grupo de profesores del centro donde trabajaba.
En fin, cuando ya me planteaba una digna retirada me dijo que era Letona, un país que, ya en aquel entonces, conocía mejor que ella. 
Aquello me dio algo de oxígeno, acabó dándome su teléfono y al día siguiente tomamos un café en uno de los encantadores lugares que abundan en aquella encantadora ciudad del oeste de Irlanda bañada por el atlántico.

Decía unos párrafos atrás que, cuando aquello acabó tras convivir un tiempo ya aquí, pensé que para ella sería todo más fácil si volvía a aquel enorme país insular que la había acogido hacía unos 15 años ya.  
Decidió quedarse y, aparte de hablar un Español más que notable y algunas palabras de Catalán, ahora ya sabe moverse por aquí en todos los aspectos, ha hecho amigos y todo le va bien.
Así que sí, escuchar que quizás se iba, me puso triste al pensar en no volver a verla o, en el mejor de los casos, hacerlo una vez cada muchos años.
Me comentó que su país estaba movilizando recursos y personal ante la posibilidad de que Rusia decidiera invadirles.
Me dijo que quería estar allí para lo que se pudiera necesitar.
Sólo atiné a preguntarle, mordiéndome la lengua y con todo el respeto que pude, si de verdad ella creía que eso iba a a pasar.
Pero no insistí. Claro que lo cree y no es casual. 
Las élites de los países bálticos, igual que las de Polonia, llevan décadas sometidos a los mezquinos intereses de la OTAN, quedándose los fondos que les llegan de la unión Europea sin que apenas reviertan en el pueblo, y agitando la bandera de la Rusofobia, mientras han estado dejando que sus territorios se llenen de basura atlantista y que los EE.UU hayan estado acercando sus cabezas nucleares a Rusia.

No es casual que "la chica de las flores" piense que realmente es posible que Rusia sigua invadiendo países. Su país lleva décadas transmitiendo odio hacia el vecino.

Al final se quedó aquí y Rusia no ha invadido Letonia, lo que ha supuesto una decepción para su gobierno que, junto al de los otros países que mencionaba antes, no ha cesado de intentar boicotear cualquier posibilidad de negociación entre Rusia y Ucrania, y de azuzar el fuego para conseguir que la OTAN se implicase (más de lo que lo está haciendo...) y con la esperanza de que una guerra mundial acabase exterminando Rusia para siempre.

La otra alternativa que me dijo que barajaba era quedarse por aquí y poner sus conocimientos del idioma Ruso, que estudió como segunda lengua, al servicio de las instituciones de acogida para facilitar la comunicación con los Ucranianos que pudieran ir llegando aquí.

Hace unos meses conocí a un Ucraniano. Era alumno de un curso de guía en montaña donde impartí una asignatura.
Dimitr era una mole de 1'90 cm que, a parte de aparentar poder ser útil en un guerra, hablaba un perfecto Español. Demasiado bueno para llevar aquí pocos meses.
Me acabaría explicando que en 2015 el ejercito Ucraniano envió una carta a su casa donde, sin ser militar, se le movilizaba para ir a masacrar (esto lo digo yo, no la carta) a sus propios conciudadanos prorrusos del éste de su país.
Aprovechando que tenía familia en Catalunya y ante la deriva que las cosas estaban tomando, decidió venirse por aquí.
Historias como las de Dimitr hay muchas, pero los medios de por aquí no te las explicarán. 
Nunca lo hicieron y menos ahora.
Pero la niña de las flores no se fue.

lunes, 23 de enero de 2023

Manifiesto desde Nefelíbato

Nefelíbato no existe como lugar, pero sí como adjetivo. Se escribe sin acento y habla de una persona soñadora, que parece estar en las nubes, en la inopia, fuera de la realidad.
Si no pasara tanto tiempo allí, imagino que no me saldrían estos escritos que hacía tiempo que quería reunir, titular y acompañar de alguna foto que, en ocasiones, fue la que los inspiró.



Conversaciones con mi brazo

Un tren (Barcelona), 2023

"-¿Te dormiste abrazándola, no?" -le pregunté.

"-¿Tú también?"

"-Sí, me da paz..." -le contesté.

"-¿Abrazarla o ella?"

"-¿Siempre haces preguntas tan íntimas e incómodas?"

"-Has empezado tú...no haber preguntado" -me dijo serio.

"-Huele bien, eh...y su pelo..."

"-¡Sí! Me hacía cosquillitas y luego vino el hormigueo..." -me explicó.

"-Se llaman parestesias. Es un desequili..."

-¡Cállate! -me dijo violentado-. No entiendes nada...yo me dormí de verdad. Lo sé porqué soñé que me cogía la mano y paseábamos con ella de día."

"-¿Por donde?"

"-Era un lugar con cuatro habitaciones y cuatro puertas que no paraban de abrir y cerrarse."

"-¿Había un río rojo y oías golpes?" -le pregunté sorprendido.

"-¡Sí, sí!, ¡Sabes dónde es!, ¡Llévame!"

"-No sé ir solo. Luego la llamo, nos dormimos y que nos lleve..."



Conversaciones con mi niño interior

Praga (República Checa), 2020

"-¿No te callas nunca?" -le pregunté.

"-Si ya sabes que no. Te lo ha contado la mamá."

"-Sí, y también que corrías por la playa desnudo y hablabas con desconocidos entre voltereta y voltereta."

"-¿Y no te ha contado mi miedo al abandono aquel primer día de guardería...?" -me preguntó.

"-Vas muy guapito vestido de rosa. Te aterra que te abandone, pero tienes menos miedo a lo que piensen, ¿Verdad?"

"-Vamos a subirnos a ese barco. Viajemos!" -exclamó sin responder a mi pregunta.

"-No, no...nos quedamos. Necesito disfrutar de construir algo."

"-¿Un castillo? Te ayudo!"

"- No sé que quiero construir, pero no es material."

"-No te entiendo..." -me dijo mientras me miraba curioso.

"-Nunca me entenderás. Tú no creces..."

"-Es que no quiero que te vayas..."

"-No me voy. Pero no siempre puedo jugar contigo." -le dije, mientras le acariciaba el gorrito.

"-¿Les decimos a los cisnes que nos lleven a dar una vueltita por el lago?"

"- Vale, pero cortita. Y yo iré en ese patito negro."



Maneras de vivir

Quios (Grecia) , 2021

Tras una fachada llena de huellas y cicatrices, hay uno que vive obsesionado con sus genitales.

Otro que te mira fijamente, obsesionado con los tuyos.

Y hay otros que solo piden que no les toques la polla y les dejes en paz.

Y todo está "filtreado". Como la foto. Como la puta realidad.



Conversaciones con alguno de mis "yo" pasados

Varna (Bulgaria), 2018

"-¿Y no te molesta que tuviera un plan b?" -me preguntó

"-No me jodas tío...¿Tú la viste sonreír? Pues claro que tenía un plan B. Lo raro es que no tuviera un Z, y lo increíble es que, de entre millones, me eligiera a mí como su plan A."

"-Deberías haberte querido más. Se fue..." -insistió.

"-¿Y qué no se va? Nada es tuyo...y, si lo hay, solo es aquello que sintiéndose libre, se queda."

"-Deberías haberte querido más..."

"-¿Y haber fingido que sabía hacer lo que ella vino a enseñarme...? -le dije. -Quédate con tu amor propio. Yo prefiero quedarme con el tacto de sus dedos entrelazándose entre mi pelo y mi alma."



Un túnel con salida a desesperanza

Tokyo (Japón), 2019

Como un destino encorsetado por raíles.

Están al filo de un túnel sin escapatoria.

Al fondo hay un refugio. Corre, ve y diles.

Porque un nudo atenaza mi oratoria.

Que corran. Que la quietud son bombas y que ellos son civiles.

Que la luz está en el túnel, y que fuera solo queda la oscura desmemoria.

Que no son los primeros. Que hubieron miles.

Que se acabó la fantasía. Que vi a los buitres volar mientras un unicornio moría.



Arrels sense sòl

Arenys de Mar (Catalunya), 2022

Com tornar a les arrels.

Mirada innocent i tacte de les mans que coneixen tant del fred, com de deixar marxar anhels.

Paraules sense full.

Com si haguessin relliscat després d'ajusticiar l'ego i deixar volar l'orgull.

Sense filtres. Gairebé sense sol.

Sense gàbia. Com la guineu que es puja a sobre d'un ocell i que vola quan ell vol.



Viaje por las curvas de una asíntota

Barberà del Vallés (Catalunya), 2022

Ella conocía el sonido de las tres mil revoluciones por minuto...y él que se avecinaba su sonrisilla.

Él no quería parar de acariciar su pierna izquierda.

Sin dejar de hacerlo con su mano derecha, soltó la izquierda del volante y cambió de marcha.

Venían curvas. "-un día nos vamos a matar" - le dijo ella.

"-¿Y qué quieres que hagamos?, ¿comprar un automático?" -Contestó él.

Ella le sonrió, le cogió la mano que le acariciaba y la guió hacia su entrepierna.

Hoy les he visto en un vagón del tren. Iban hablando abrazados. Sonreían. No parecían preocuparles las marchas ni las curvas.



Las ruedas de una ciega quietud

Quios (Grecia), 2021

Con mi sombra a su lado, fantaseaba con el movimiento. Poder ir desde ese lugar donde pides a aquel donde no das.

Mientras tanto, era halado, sin saber que yo mismo era el viento que mecía mi ceguera ante sus ruedas.

De quietud, anestesiado. Sin proferir lamento. Como un elfo ebrio, entre los brazos de una druida y una ninfa beodas.

Como la hierba en un prado, como dos sillas sin asiento, como una bici que ve la velocidad en las antípodas.



Tardor sobre rodes al Bages

Manresa, 2017
Corriols infinits amb una catifa de fulles per si caig.

Arboços a sobre meu per si tinc gana.

Ombres, llums i colors de la tardor que passen a la velocitat del raig.

Mountain bike al Bages: Màgia per tenir l'ànima sana.



"Juego de bancos"...sin crédito

Quios (Grecia), 2021

-"Siéntate", le sugerí...

Ella deambulaba empoderada, casi cruel, como Daenerys.

Frío invernal. Y no era el de estar a la intemperie.

Como un golpe, y la amnesia. Como amputar recuerdos. Sin elección, los bonitos los expatrié.

.Frío glaciar. Daba igual si era bonita, si era lista o si era manca.

Como dijo un poeta, hubo un tiempo en que cariño se escribió con K.

Años después volví a aquel banco y allí seguía, pero ya no estaba en pie.

Desmejorada, triste y avergonzada, me recordó a Cersei.

Sol primaveral. Me habló. Como si nada pasara.

Le di un beso en la frente, me despedí y esta vez le pedí que se levantara.



Corazón ambulante

Poble Nou (Barcelona), 2021

Se sentó en su silla. Insegura y trémula.

Y como si de una niña con su puzzle se tratara, jugó a recomponer los añicos de su médula.

Y él, sin tocar de pies en el suelo, en su mente volvió a deambular.

Ella se recogió el pelo y descubrió su cuello. Y le rescató del frío, tapándole con su fular.

Y así, él salió de las cavernas, y con su lengua suplió a su impotencia.

Y, sin piernas, llegó a lugares donde las palabras pierden la decencia.

Y después de los orgasmos, se perdieron en miradas y se encontraron con caricias.

Y él agradece su vida hecha pedazos, y ella haberse asomado a aquel abismo.

Y siempre duermen abrazados, como si quisiesen protegerse de la noche y del seísmo.