domingo, 2 de diciembre de 2018

Desde los cielos, entre azafatas de vuelo y "Irish memories"

Son las 22h del último día de este mes de noviembre. Inicio este post dentro de un avión de Ryanair que ahora mismo surca los cielos de camino a Dublin.
Estoy demasiado cansado para redactar el cuestionario, sobre intoxicaciones por drogas de ocio, que me había propuesto hacer en este vuelo, y con el que evaluaré de una forma “amable” y distendida a los alumnos de segundo del ciclo de técnico en emergencias, en agradecimiento al gran trabajo que hicieron en sus exposiciones orales, ilustrándome a mí y al resto de sus compañeros sobre la droga que les había sido asignada previamente. Son un grupo realmente agradable y que facilitan enormemente mi trabajo.

Pasaré este fin de semana en un pequeño pueblo, cerca de Dublin, llamado Kilcoole. Allí vive una excompañera de mi actual trabajo, que se mudó el año pasado con su familia. Me invitó a visitarles, y la verdad es que me encanta viajar, me gusta salir de la rutina y me gusta Irlanda.
Espero volver a disfrutar de una Chowder soup, con su oportuno pan untado en mantequilla, en un típico pub Irlandés. Irlanda…muy buenos recuerdos y imborrables experiencias las vividas allí.
Jamás olvidaré mi primer viaje a la llamada isla verde. Fue a Galway concretamente, y lo hice, junto a mis compañeras del colegio, gracias a una beca que nos dieron para estudiar inglés. Aún, a día de hoy y tras haber visitado muchos más lugares de Irlanda, aquella ciudad del oeste de la isla, a la que los vientos atlánticos azotan con fiereza y donde la lluvia puede ser horizontal, sigue siendo mi favorita.
Cumpliendo la tradición de saltar desde el trampolín de Salt hill el día de año nuevo del año 2017

Después vinieron Cork, ciudad que también llegué a conocer bastante bien, Limerick y bonitos pueblos como Killarney, Sligo u otros que ya no recuerdo.
De un cursillo de iniciación donde aprendí algo sobre pubs y Busquers, pasé a hacer uno de especialización donde aprendí cosas sobre Leprecorns, Nakers, que hay que utilizar con cuidado la palabra "traveller" si hay alguno cerca, y conceptos algo más avanzados sobre este país de los que suele llegar a conocer el turista medio.
Mi inglés mejoró sustancialmente con todas aquellas vivencias, y mi mochila vital se ha quedado llena de bonitos recuerdos y de sentimientos de gratitud por lo recibido.

Foto tomada durante este finde en las playa de Kilcoole

Las azafatas de Ryanair pasan por mi lado con sus carritos. Hace un rato, han hecho su protocolaria demostración de que hacer si el avión cayera al mar y esas cosas. Siempre que las veo me recuerdan a mi primer trabajo como docente. Fue en una academia de azafatas de vuelo y impartía el módulo de primeros auxilios dentro de sus estudios de TCP (tripulante de cabina de pasajeros).

Recuerdo mi primera clase en noviembre del 2014. Llegué una hora antes al Carrer Muntaner de Barcelona. Desayuné en una cafetería que me gustaba especialmente y, mientras lo hacía, me volví a revisar el temario de aquella primera sesión. Mi sistema nervioso simpático estaba disparado y a parte de una taquicardia considerable, tenía constante necesidad de orinar debido a los nervios. Sentí la tentación de salir corriendo y olvidarme de aquel berenjenal en que me había metido yo solito y sin necesidad ninguna, más que la de dar salida a una vocación que me venía apretando desde hacía unos meses.
Está feo decirlo, pero en lo económico me iba de fábula, tras haberme juntado, sin comerlo ni beberlo ni buscarlo, con otros 2 trabajos a jornada completa, los cuales podía compaginar bien. Quiero decir con esto, que el dinero no era un aliciente ni algo que me motivara, ya que además de no muy bien pagado, aquel tercer trabajo solo me suponía una actividad laboral de 3 horas semanales.
Tras volver a orinar una última vez, entré al aula, me puse delante de aquellas 15 o 20 chicas (y algún chico) e intenté que no me temblara la voz en un inicio. Luego ya me relajé y todo acabó resultando mucho más fácil de lo esperado. En cierta ocasión, las acabé acompañando a Mallorca, a las instalaciones que Aena tiene allí y donde debían examinarse al día siguiente. Me pasé 4 horas con los 2 grupos de mañana y tarde, intentado resolver las numerosas dudas de última hora, practicando RCP, movilizaciones básicas de emergencia y divirtiéndome bastante ante el “teenagerismo” la jovialidad y la simpatía de la mayoría de aquellas chicas.
Tengo muy buen recuerdo de aquellas alumnas y de aquel tiempo en general.

Tengo tendencia a pensar en el pasado y, a veces, eso se plasma en lo que escribo. Me gustaría cambiarlo, aunque no es algo que me preocupe, ni que vaya a intentar forzar. Cada vez tengo más la sensación de que las cosas, las situaciones, y también las personas, tienen unos ritmos y unos tiempos que hay que dejar fluir sin más, y que todo llega cuando tiene que llegar.
En todo caso, no es algo que me impida disfrutar del presente. Hoy ha sido un bonito día. Junto a una compañera de trabajo, que vale oro y que irradia buen rollo y positividad allá donde va, hemos ido a Barcelona, con todos los alumnos del ciclo de auxiliar de curas de enfermería, a visitar el recinto modernista del antiguo hospital de Sant Pau y la exposición de anatomía “Human bodies”.

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