sábado, 23 de enero de 2021

El post que no leí...con vistas a Montserrat

Sentado en la mesa del rincón del fondo de mi cafetería habitual, espero que la camarera me sirva el café "cortado" que he pedido.
Ya la conozco. Tardará. No ha nacido para este trabajo. Vete a saber en que circunstancias se ve obligada a ejercerlo. Pero eso sí, sonríe y le pone actitud. En todo caso, no tengo prisa, así que no seré uno de esos mezquinos que hagan su día peor. Escuché una frase: "Se conoce a las personas por cómo se comportan y cómo les hablan a los camareros". Me gustó. Pero me gustó más aquella que Kase-o dijo en una canción: "Quiero servirle un café a esa camarera cansada".

Antes de irme, espero acordarme de llevarle la bandeja al mostrador. Me lo enseñó una chica. Me dijo que a la camarera le haría un gran favor. Más tarde, cuando la vida separó nuestros caminos y yo no abandone el buen hábito, alguna sonrisa me hizo intuir que toda acción tiene, o puede llegar a tener, una reacción. Bueno, es otra forma, diferente y más elegante, de conseguir una sonrisa. El "sonríe guaaapa, que etaaa mu seriaa" es tan Español, como vomitivo y manido.

Me entretengo escuchando la música clásica del hilo musical del local. También miro el cuadro que tengo delante. Me gustó desde que lo vi. No me interesa saber quien es su autor. Hay temas sobre los que, a pesar de lo que me gustaría que no fuera así, siento un profundo desinterés.
Cuando llegue el café teclearé el sitio web de mi blogger favorito y leeré su último post. No antes. Es uno de mis grandes placeres en esta vida. A veces, si puedo, condiciono la visita a la cafetería al hecho de que él haya escrito algo nuevo.

Entra una pareja. Se me sientan a dos mesas. "Mierda, como hablen mucho, me joden el momento". 
Mis capacidades sociales han mejorado bastante en los últimos años, así que podría sacrificar el momento por un "amigue" (te jodes si eres un "antipodemita" y te molesta el termino. Yo no soy podemita, pero tampoco estúpido) que irrumpiera por aquí casualmente, pero no por aguantar cerca una conversación ajena.

No hablan. Bien. Él se levanta y coge el periódico. Ella saca el móvil. No se miran.
Dos minutos después llega mi café. Ya estoy tecleando el link y la escucho a ella proferir unas palabras casi guturales: "¿No quieres que hablemos?". Levanto la vista, disimuladamente. Él no lo hace. Por no haber respuesta, no la hay ni gestual.
Finjo que miro el móvil, pero acabo de perder todo interés por el post que quería leer. Puede esperar.
A ella se le están humedeciendo los ojos. Supongo que él le va mirando de reojo y se ha dado cuenta. "¿De qué quieres hablar?. Ya está todo claro", le acaba contestando sin mirarla apenas.
La humedad en los ojos de ella y el tono tosco en la boca de él, hacen que me posicione. No tengo fundamentos para ello. Creo que el carácter que recuerdo de mi padre y sus consecuencias, hacen que, instintivamente, me violente cuando veo a un hombre ser tosco con una mujer. Ni que yo no lo hubiera sido alguna vez. No soy capaz de recordar la ultima vez, eso sí.
Soy bastante más crítico con los hombres que con las mujeres, así que me centro en él. De mediana edad, "calvito" (no calvo. Vamos, que no es Jason Statham) y con aparente menos sangre que un paciente en shock hipovolémico de grado IV, flipo con su actitud.
Diría que ella es 5 o 6 años menor que él. También que se cuida más, y hasta me atrevería a decir que lo hace para él. A pesar de que diría que hace ya algún tiempo que apenas se la folla una vez cada quince días...con suerte. Bueno, mejor dicho, que tienen sexo, porque, en realidad, seguramente ella ya no sabría decir cuando fue la última vez que se la folló. Siento lo soez del termino, pero hay matices que deben ir asociados a según que palabra, aunque no sea la más elegante del mundo. Siento también el rol que parezco asignarles en la relación sexual. Ramalazos de haber nacido en los 80.
Intuyo en ella una fuerte sexualidad. No hay un porqué en este caso. No hay motivo objetivo. La intuyo y punto.

Una chica entra al local. Es de esas que si no te salta el radar, lo mejor que puedes hacer es donarla a la ciencia y que estudien el proceso que lleva a un hombre a convertirse en un mojón. Y en esas, me veo yo convertido en un mojón. Desactivo el radar y me centro en él. Ella va a pasar por delante y estoy deseoso por ver si se corta o decide mirarla pese a tener delante la mirada húmeda de su mujer.
"Toma, toooomaaaa!!". Resulta que el calvito tiene sangre, y también la nula decencia de no haber disimulado ni un ápice. Yo que sé, quizás son swingers y no le dan importancia a aquello de los radares y la monogamia. Pero hay momentos y momentos.

Game over. Las obligaciones me llaman y no hay tiempo para más. Me levanto, llevo la bandeja al mostrador y pienso que la que me lo enseñó, me habría dicho:"Naisssssssssss!!" (de nice en inglés). 
Camino por la calle sintiéndome la mismísima bruja Lola. Puedo ver el futuro. Le veo a él cocinando un par de huevos fritos (unos Espaguetis a lo sumo), mientras llora pensando en a ver si reúne ánimos para apuntarse a salsa y algo de dinero para un viajecillo a Turquía.
A ella la visualizo haciendo el "click" en 4 días e invocando a la jodida virgen del tiempo perdido, mientras, entre gemidos y alguna palabra malsonante, mira a Montserrat.
 
Me doy cuenta de que, a lo tonto, no he leído mi post. "Puta Bida"

P.d: La historia sucedió en Manresa. De ahí lo de Montserrat. En todo caso, la misma historia podría haber sucedido en Cuenca.

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