jueves, 21 de mayo de 2020

De Ucrania a Catalunya. Horrores y errores en el camino hacia la independencia.

Hacía mucho tiempo que demoraba un post sobre un tema del que me interesa y me motiva especialmente escribir.
Hay dos motivos para ello: Por una parte, por lo representativo y clarificador que espero que resulte al respecto de la miserable y criminal forma en que occidente sigue interfiriendo en países que considera claves como piezas del tablero geopolítico mundial, y para la consecución de sus intereses.
Por otra parte, creo que puede ser paradigmático del gran error que supone dejar cualquier proceso revolucionario -la independencia de Catalunya, en este caso- en manos de formaciones políticas con ideologías de derechas. Y es que a la acertada frase de "la revolución será feminista o no será", añadiría yo qué será de izquierdas o no será.

Lo que ha desencadenado que me decida a escribir el post ahora, son una serie de noticias que se han ido sucediendo en los últimos tiempos y que creo que, de alguna forma, cierran un círculo.

Es imposible relacionar los hechos que pretendo, sin rememorar algunos sucesos y contextualizarlos. Más aún, cuando creo que la gran mayoría de los que leáis esto, no los recordareis apenas, y me atrevería a decir que el 90% nunca supisteis los detalles claves necesarios para poder posicionarse con criterio.

Corrían los primeros meses del año 2014 y cada día llegaban noticias desde Ucrania sobre una supuesta preciosa revolución de colores en la calles de Kiev. El epicentro de la misma era la plaza Maidan y el nombre que le pusieron a aquel movimiento fue el Euromaidan.
Según la propaganda oficial, la indefensa, maravillosa y nada manipulada ciudadanía de Kiev estaba siendo masacrada por la policía del malvado presidente Víktor Yanukóvich, prorruso y poco receptivo a los cantos de sirena de la Europa occidental.
El motivo era que los Ucranianos de a pie se estaban manifestando pacíficamente a favor de pasar a ser parte del eje del bien, abrazarse a la maravillosa Europa occidental y desvincularse de una vez por todas de Rusia, miembro honorifico del eje del mal.
Al final y tras meses de conflicto, aquello acabó con la supuesta victoria de los manifestantes, el derrocamiento de Yanukóvich, cien mártires a los que se les llamó la "centuria celestial", y con un supuesto prometedor horizonte lleno de esperanza y libertad.
A día de hoy, la realidad es que Ucrania sigue igual de pobre o más, ya no puede disfrutar del acuerdo de libre comercio que tenía con Rusia y de las ventajas que ello le daba (sobre todo en materia energética), y ademas ha perdido la península de Crimea (aunque nunca lo ha reconocido, parece evidente que Rusia recuperó un territorio que le había pertenecido hasta 1954 y cuya población se siente Rusa en su inmensa mayoría), por no hablar de las 13.000 perdidas de vidas humanas en la guerra del Donbass, que Ucrania sigue librando contra sus propios ciudadanos prorrusos.

¿Qué motivó y qué sucedió en realidad en el Euromaidan?
Tras meses de negociaciones con la unión Europea, Víktor Yanukóvich, presidente de Ucrania en 2014, se negó en el último momento a firmar un acuerdo que nunca acabó de ver claro, a pesar de las presiones de la Europa pudiente y la de los Oligarcas Ucranianos que, en aquel país, siguen siendo dueños y señores del estado.
La razón que adujo Yanukóvich fue que quería a Rusia (con la que tenía acuerdos que se romperían si firmaba aquel acuerdo) en la mesa de negociación, a lo que la unión Europea se negó tajantemente.
Los medios de comunicación se hicieron eco de la negativa a firmar de su presidente.
Aquello desencadenó que grupos de estudiantes, hartos de la corrupción sistémica de su país, salieran a manifestarse pidiendo cambios significativos en las instituciones Ucranianas. No la adhesión a Europa y la desconexión con Rusia, específicamente, tal como se explicaba en los medios de comunicación.
Una muy representativa foto de los amigos que querían hacer los oligarcas Ucranianos
Posteriormente, la espontaneidad inicial de aquellas manifestaciones se empezó a ver intoxicada por grupos de extrema derecha con estética neonazi, y con una sorprendente organización e infraestructura que era de todo menos espontanea o barata.
Llegaron los muertos. Ahora se sabe que de los 100 muertos, entre 35 y 40 fueron policías (los supuestos "malos") de Kiev. Se sabe también que se contabilizaron como víctimas, y parte de la "centuria celestial", a muertos que no tuvieron que ver con la violencia de los tumultos.
Y lo más importante, se sabe que la manifestación estaba infestada por mercenarios a sueldo (incluyendo a francotiradores Georgianos y Lituanos), que tenían como misión abrir fuego, dinamitar las manifestaciones y ejercer violencia de alta intensidad contra la policía para que esta respondiera con fuego, el caos se desatara, hubieran victimas inocentes y el pueblo enfureciera y exigiera la caída del gobierno.
Resultado: Cayó el gobierno de Yanukóvich, mediante la forma en que actualmente se derrocan los gobiernos que no comulgan con el imperio del bien, es decir, el golpe de estado híbrido.

Pero hay mucho más.
Actualmente, a raíz de las disputas entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el candidato a presidente (vicepresidente en la legislatura de Obama), Joe Biden, ha salido a la luz que Biden fue el encargado de las relaciones diplomáticas con Ucrania y que, gracias a ello, su hijo Hunter Biden trabajó en el congreso de administración de una de las más importantes compañías de gas de Ucrania, cobrando 600.000 dolares anuales.
Para poner el broche final a tan truculenta historia, hay un documental donde Joe Biden, entre risas y y jolgorio, presume de haber forzado a Petró Poroshenko (el presidente que relevó a Yanukóvich tras el golpe de estado) a relevar de su puesto al fiscal general de Ucrania, por haber iniciado una investigación por corrupción contra la empresa de gas donde trabajaba el hijo de Biden.
De no hacerlo, nunca llegarían a Ucrania las ayudas económicas que los Estados Unidos le habían prometido a Poroshenko.
La realidad, a día de hoy, es que muchísimos Ucranianos se sienten realmente engañados y les gustaría poder volver al 2014.
Llegados a este punto, alguien pensará: "¿qué tiene que ver aquí Catalunya y su proceso de independencia?".
¿Recordáis un vídeo llamado "Help Cataluña" que lanzó Òmniun cultural para mediatizar el conflicto Catalán y denunciar al indecente estado Español a ojos de Europa?.
El fin era loable, pero los medios fueron nauseabundos. Hubo quien criticó el vídeo por el hecho de que imitaba al vídeo que el movimiento Euromaidan hizo en su día para mediatizar su causa y ponerla ante los ojos de la Europa "civilizada" (estas comillas tienen sentido desde ya, pero lo tendrán más aún al final del post).
Para mí el problema no es imitar un vídeo, sino algo mucho más grave, como es no saber mirarse más allá del ombligo (algo muy propio de quien no profesa ideologías "radicales" de izquierdas) y compararse con el movimiento Euromaidan, cuando ya en aquel entonces habían sospechas, más que fundamentadas, de que aquella supuesta revolución de colores Ucraniana olía muy mal.
Aquel tremendo error desvirtuó el proceso de independencia a ojos de la izquierda (la real) Española y Europea. Ante Rusia tampoco quedamos como unos revolucionarios precisamente.

Para acabar, ahí voy con la traca final.
¿Qué intereses tenía la Europa pudiente en llegar a acuerdos comerciales y de "semilibre" circulación con Ucrania?. ¿Y las oligarquías de Ucrania en que esta firmase los acuerdos con Europa?
Hay muchos. Los que conozco, o supongo, y los que no. En todo caso, sería muy cansino abordarlos todos, así que me voy a centrar en uno especialmente nauseabundo e indigno.
Ahora mismo hay unos 100 bebés en Ucrania, fruto de gestación subrogada (o vientre de alquiler, como se conoce coloquialmente), a los que sus indignos y explotadores padres de la Europa civilizada (¿recordáis las comillas de dos párrafos atrás?) no pueden recoger, debido a la pandemia.

35 de los bebés en el hotel Venice de Kiev
Después de que varios países Asiáticos (India, Nepal y Tailandia, entre ellos) prohibieran la práctica, debido a la abusiva explotación (triple redundancia) a la que se sometía a sus mujeres, Ucrania se ha consolidado como el país de referencia a la hora de obtener un niño gestado en el vientre de una pobre (económica y moralmente. La primera pobreza suele conllevar la segunda) infeliz que es explotada, como si fuera una vaca en una granja, para que alguna feliz, adinerada y explotadora parejita de la Europa rica tenga el hijo que no le ha dado la gana de adoptar.
Parejas Españolas liandola parda, mucho antes de la pandemia, por no poder sacar a los bebés de Kiev por problemas con el pasaporte. La bandera de España siempre presente a la hora de adornar cualquier tipo de acto asqueroso y nauseabundo que tenga que ver con la explotación de otros pueblos.
Si habéis llegado al final (lo consideraría una gesta), espero que os dé la sensación de que he cerrado un circulo y de que os haya compensado hacerlo.

N. del A: Si os habéis quedado con ganas de saber más sobre el Euromaidan o la guerra del Donbass, recomiendo un documental de Ricardo Marquina, un periodista Español que posee uno de los mejores canales que se pueden encontrar en Español en Youtube, sobre Rusia y los conflictos geopolíticos de los países de la extinta unión Soviética.
Aunque es antiguo y ha quedado algo obsoleto por las nuevas informaciones y evidencias de las que no se disponían en aquel momento, trata el conflicto con objetividad y da voz a todas las partes implicadas.

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