sábado, 30 de mayo de 2020

Paguitas y pegotes (I): "Conexión España-Argentina"

Echo de menos Argentina.
Si bien mi entrada al país y la estancia en Mendoza no fueron demasiado halagüeñas, los trekkings en alta montaña, los viajes en bici que hice en la Patagonia y el tiempo compartido allí con Marc y sus amigos, me dejaron muy buen sabor de boca.
Viaje en bici por la ruta de los siete lagos
El primer Argentino que conocí en mi vida, del que me llevé muy buena impresión, no lo conocí en Argentina, sino en Serbia.
Tras haber pedaleado cien kilómetros siguiendo el curso fluvial del río Danubio, en el transcurso de un viaje en bici por el este de Europa, llegué a Belgrado en una calurosa tarde de julio del 2018.
Entré al Hostel "Fair and Square" (muy recomendable) y el recepcionista cambió al Español al escuchar mi acento al hablar Inglés.
El tipo era un Argentino que trabajaba allí, a cambio de manutención, mientras hacía un doctorado sobre el conflicto que acabó derivando en la guerra de los Balcanes, la disolución de la antigua Yugoslavia y sus posteriores consecuencias geopolíticas.
Aquella fue la primera vez en mi vida en que me hubiera gustado que un Argentino me diera la turra con sus historias. Y no sé si fue por el hecho de que no era Porteño o por qué nunca hubieron mujeres presentes en nuestras conversaciones, pero la cuestión es que el tipo estaba mucho más interesado en mi viaje que en hablar de él mismo.

Dos años antes había tenido una novia medio Argentina (había nacido y vivido allí hasta los 20 años) con la que compartí un tiempo especialmente significativo de mi vida y de la que guardo gran recuerdo, y mi predisposición hacia los Argentinos ya había mejorado un poco.
Ella contrarrestó, en gran medida, el concepto que me había formado sobre ellos, tras unas cuantas horas de conversaciones con un buen amigo Uruguayo y con algunas de mis propias experiencias.
Si lee esto algún Argentino/a, espero que no se ofenda. España es un destino predilecto para mucho Porteño con ciertas ínfulas y aires grandilocuentes. ¿Y para qué engañarnos?, también con admirables habilidades para enbelesar féminas, cosa que por cuestiones antropológicas y algo primarias, nos suele joder a Catalanes y Españoles.

Ya en Argentina, acabé conociendo muy buena gente, y en Cartagena de Indias (Colombia) fui topando, de una forma bastante casual, con varios Argentinos de muy buena onda y de los que guardo bonito recuerdo a pesar del poco tiempo que acabé compartiendo con ellos.
Una de ellos/as fue una profesora con la que concerté un "Couchsurfing" en Dina Huapi, un pequeño pueblo junto a San Carlos de Bariloche.

Pocos meses atrás se habían celebrado las elecciones en Argentina, y las había ganado Alberto Fernández, representando una coalición peronista-kirchnerista, que había conseguido derrotar a Mauricio Macri y devolver así a Argentina a la senda de las políticas sociales.
Hablando con aquella mujer de los motivos que aducían los detractores de Alberto Fernández, basados en sus reticencias a los subsidios y las "paguitas" (por el supuesto freno que suponen para el desarrollo de un país), ella concluyó con un tajante: "Yo lo único que sé es que ahora mis alumnos no vienen con hambre a clase, cosa que antes sí ocurría".
A mí este tipo de motivos cada día me convencen y me ganan más. Más aún si vienen de una persona ilustrada (hablo de algo muy diferente a estudios reglados) y con suficiente experiencia en la vida para haber tenido tiempo de comprobar la miseria moral que comporta el liberalismo.

Unos meses después, desayunando en la terraza de un hostel en Cartagena, coincidí con otra profesora de Córdoba con un discurso casi idéntico.
Hablando sobre el impuesto del 30% a las compras y viajes al exterior que Alberto Fernández impuso tras su llegada al poder, para promover el turismo y el consumo interno y recuperar así el eterno déficit de las arcas públicas Argentinas, me dijo: "Yo estoy contenta por poder contribuir a la recuperación de la economía de mi país y pago a gusto. Además, así me obligaré a viajar más por mi país y tendré la oportunidad de conocerlo".
"No hay más preguntas señoría", pensé. Es a partir de estos niveles de empatía y de supremacía moral (que diría el nazi de Santiago Abascal), que acabo conformando mi propio concepto de la idiosincrasia de un país.

Hoy el actual gobierno Español comunista (cágate lorito) del "coletas" ha aprobado la "renta mínima vital", un hito histórico que hace que me sienta un poquito reconciliado con el concepto de España y un poquito menos avergonzado de la ignominiosa y deshonrosa nacionalidad que consta en mi D.N.I.

La que no está tan contenta por ello es la Marquesa Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta-Ramos (esta gente de rancio abolengo suele tener apellidos para dar y regalar), que se lleva la "paguita" del estado Español, por ensuciar el congreso de los diputados como portavoz del PP.
Hija de la oligarquía argentina, de orígenes castellanos, heredera de los que invadieron y saquearon América Latina, de aquellos que robaron a los hijos de las mujeres pobres de su país y de los que hicieron desaparecer a miles de militantes por la justicia social, esta botarate es la directora del área internacional de la fundación FAES de Aznar y se dedica a hacer el ridículo en Twiter.

¿Se puede ser más ridícula y despreciable? Sí, si eres Cubana y, como Rocio Monasterio, representas al fascismo de VOX en Madrid y despotricas del comunismo porque a tus padres les expropiaron su esclavista negocio de caña de azucar.

De menuda joyita se han librado en Argentina y menudo pegote tenemos que subvencionar con "paguita" estatal en España. Como si la derecha Española no tuviera suficiente cochambre autóctona.

En la segunda parte de este post argumentaré el porqué de mi satisfacción con la "paguita", una medida con la que hace un año no hubiera comulgado de forma tan radical, pero que ahora me reconcilia en cierta medida con un país que, eso sí, siempre consideraré ajeno.

2 comentarios:

  1. En un mundo lleno de trampas siempre se ha de recordar donde se pisó, para poder volver. Y leyendo y releyendo tus post, veo eso, puertas abiertas para regresar. Vas teniendo la habilidad de dejar de lado tu forma de ver las cosas europea, para poder "sacar mas jugo" a tu recorrido. Eres un viajero y eso hace la diferencia con la visión de un turista. Siempre me preguntare como hiciste para contenerte y no hablar de anatomia femenina con el argentino que hacia el estudio sobre la guerra de los balcanes...pero eso ya es otro tema.

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  2. Bueno, el concepto de viajero "Europeo" a veces me hastía bastante.
    Me gusta más quien se ve como una insignificante pulga que vive en un lugar para nada ejemplar y que, consciente de ello y desde el respeto, intenta quedarse con las cosas buenas que se va encontrando allá donde va.
    Donde se ponga una conversación con los detalles de cómo la OTAN asesinó para expandir el imperio y la miseria y precedente que aquello dejó como legado, que se quite la anatomía, que el año pasado tuve que dar la asignatura y acabé hasta arriba:-)
    Un abrazo zorro Manresano!

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